Carlos
Cano Fernández, poeta, cantautor y compositor, conocido
artísticamente como Carlos Cano. Nació en Granada en 1946 y
murió en Granada en el 2000 a los 54 años de edad.
Carlos
Cano recuperó estilos tradicionales andaluces, especialmente
la copla. La obra de Carlos Cano se sitúa en el terreno de lo
intemporal, de lo permanente, de lo clásico que vuela por encima de
estilos y modas, de lo que ya pertenece a la cultura musical de
Andalucía.
Familia
Su
familia era de origen republicana, uno de sus abuelos fue fusilado al
comienzo de la Guerra Civil, en Granada, donde era capitán en
la fábrica de pólvora de El Fargue. Su madre y su
hermano Javier murieron de la misma enfermedad genética que él.
Estuvo casado con Alicia Sánchez y tuvieron dos hijas Paloma y
Amaranta. De una relación posterior tuvo otro hijo llamado Pablo.
Emigración
A
los 18 años emigró a Suiza, donde trabajó en un hotel, y luego a
Alemania, en la imprenta de la revista Der Spiegel, de allí pasó a
Holanda, donde se enroló como marinero en el puerto de Rotterdam.
Esta
experiencia junto a la situación de precariedad y desigualdades que
había en Andalucía le marcaron profundamente y se vio reflejada en
su primer tema La miseria o El Salustiano,
donde cuenta la pobreza y la tristeza que sintió al tener que
abandonar Granada para cambiarla por los grises paisajes industriales
del norte de Europa.
Manifiesto
Canción del Sur
Carlos
Cano regresó a Granada y participó en 1969 en la fundación del
“Manifiesto de la Canción del Sur” junto a Juan de Loxa, Enrique
Moratalla y Antonio Mata.
Comenzó
a cantar en la universidad y pequeños auditorios. Su canción
“Verde, blanca y verde” pronto se convirtió en un emblema y en
el himno oficioso de Andalucía, coreado masivamente por el público
que asistía a sus conciertos.
Estuvo
en París, en 1972 cantando en el homenaje que hizo la
UNESCO a Federico García Lorca allí conoció a Enrique
Morente, Lluis Llach e Ian Gibson. A finales de 1975,
Carlos Cano abandonó el Manifiesto, porque buscaba ampliar sus
horizontes.
Canciones
reivindicativas
Su
primera época como artista coincidió con la Transición Española,
fue marcadamente política y sus canciones se unieron a la
reivindicación general de una España democrática y una Andalucía
libre.
Década
de 1980
En
la década de 1980 giró hacia el intimismo por el desencanto
provocado por el ver en qué quedaron los sueños de la década de
1970 y creó discos ampliando su repertorio con
tangos, boleros o rumbas.
Copla
andaluza
Carlos
Cano empezó a reivindicar la copla andaluza como canción popular,
con los discos Cuaderno de coplas y Quédate
consiguiendo superar el uso maniqueo que había tenido durante el
franquismo que le había supuesto el desprecio de la modernidad.
Carlos
Cano fue el primer artífice de esta reivindicación, continuada
posteriormente por artistas como Martirio o Pasión
Vega quien en 2014 le dedicó un disco Pasión por
Cano.
Federico
García Lorca
En
1998 puso la música a los poemas “Diván del Tamarit”,
de Federico García Lorca, que contó con la colaboración
de Leo Brouwer, la Orquesta Filarmónica de Londres,
el Orfeón Donostiarra, Paco Ibáñez, Santiago
Auserón o Marina Rossell.
Discografía
A
lo largo de su carrera, Carlos Cano se editaron más de 20 álbumes,
que recorrieron una vida marcada por el compromiso y la fidelidad a
sus raíces y a su tierra.
Entre
sus temas más conocidos caben destacar “Verde, blanca y verde”,
“María la Portuguesa”, “La murga de los currelantes”, “Tango
de las madres locas”, “Qué desespero”, “Habaneras de Cádiz”,
“Un vaso de té verde” o “La metamorfosis”.
Crítica
La
grandeza de Carlos Cano no es una apreciación vana. En ella
coinciden tres premios Nobel con palabras que enmarcan con justicia
su obra.
Mario
Vargas Llosa (Premio Nobel de Literatura en 2010) ha escrito:
“Gracias también, querido Carlos, por haber sabido ser popular
sin ser superficial ni vulgar, por haber sido un bardo ético y civil
rehuyendo la demagogia y los estereotipos y por haber llegado al
corazón de los jóvenes sin la menor concesión a las modas y
asumiendo el riesgo y la dificultad”.
Rigoberta
Menchú (Premio Nobel de la Paz en 1992) dijo: “Carlos Cano es
música y poesía, voz animada por la amistad y el colorido de lo
cotidiano, canto de libertad y dignidad”.
José
Saramago (Premio Nobel de Literatura en 1998) afirmó: “Entre
los cantores para quienes la canción es compañía del hombre,
Carlos Cano es aquel que canta las historias que los propios hombres
son. Por eso sus poemas están cargados de gente, por eso su música
es de las voces de los cuatro caminos”.
Solidario
Tras
el nacimiento de su hijo Pablo, fruto de su relación con Eva Sánchez
proyectó el trabajo “Así cantan los niños de Cuba”, grabado
con voces de niños y niñas del Coro Solfa de la Schola Cantorum
Coralina junto con las de ganadores de festivales de la canción
infantil de la isla. El disco fue nominado a Grammy Latino en 2001,
sirvió de apoyo a la organización no gubernamental Proyecto Mundo y
a la organización de pioneros de Cuba José Martí.
Presidió
la Fundación por los Pueblos Indígenas y una asociación para
acoger a niños saharauis enfermos.
Enfermedad
y muerte
En 1995 fue
ingresado en el Hospital San Cecilio por un aneurisma de
aorta, enfermedad genética. Fue trasladado en un avión-ambulancia
a Nueva York. Sufría una disección de aorta que fue
intervenida en la clínica neoyorquina Monte Sinaí.
Regresó
a España y describió con extraordinaria sensibilidad su
experiencia, a la que revistió de un tono alucinante y poético, y
prometió escribir unas Habaneras de Nueva York que en realidad
fueron como una segunda inscripción de nacimiento que aparecía
enunciada desde el primer verso: "Nací en Nueva York,/
provincia de Graná".
En
el año 2000 se reprodujo el aneurisma en el
asiento de un avión que lo trasladaba a Madrid. Una médico
detectó la gravedad de Carlos Cano y una ambulancia le trasladó de
Barajas al Hospital Universitario de San Cecilio, siendo ingresado e
intervenido durante más de 7 horas y tras una tensa espera de tres
semanas, falleció el 19 de diciembre del 2000.
Reconocimientos
honoríficos
- En 2001 fue nombrado a título póstumo Hijo Predilecto de Andalucía
- El Ayuntamiento de Granada le dedicó una plaza en el barrio del Realejo. En Cádiz tiene otra frente a La Caleta. Córdoba también tiene una calle con su nombre, así como innumerables pueblos y ciudades de Andalucía.
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